martes, 24 de mayo de 2011

ADAPTACIÓN DEL CUENTO "TODA CLASE DE PIELES"

Esta es una adaptación propia del cuento "Toda clase de pieles" contado por Irune en clase: 


Había una vez, hace muchos muchos años en un lejano país, un rey y una reina que eran jóvenes, muy inteligentes, muy buenas personas…El rey era muy apuesto, y la reina a pesar de no ser muy guapa, la gente la consideraba de las mujeres más bellas del mundo, debido a la belleza de sus ojos. Eran unos ojos verdes amarillentos, un color que jamás nadie lo había tenido, la gente quedaba maravillada con su mirada y con el impresionante color de sus ojos. Tanto el rey como la reina estaban enamorados el uno del otro, el único problema que tenían era que llevaban muchos años casados pero no conseguían tener ningún bebe. Lo intentaron durante mucho tiempo, hasta que por fin la reina quedo embarazada.
Semanas antes de dar a luz, secuestran a la reina. Los secuestradores citan al rey, solo, en un lugar específico para decirle que han decidido matar a la reina, pero que esperararían  a que diese  a luz ya que el niño no tenía culpa de nada.
Nació el bebé, era una niña preciosa, todo estaban muy contentos por el nacimiento pero muy tristes por lo que iba a ocurrir con la reina. Antes del fatídico suceso que iba a ocurrir, la reina habló con su marido y le dijo que antes de morir quería que le hiciera una promesa. Él, le contesto que no se preocupara que lo que quisiera lo iba a hacer, ya que estaba locamente enamorado de ella. Ella le pidió que cuando la matasen, el se casará, cuidara de su hija, retomara su vida… El le dijo que eso era imposible, porque el le amaba a ella y no podía querer a nadie mas en lo que le quedaba de vida. Después de mucho hablar, el rey la prometió que lo haría. La única condición que le pidió fue que la persona que escogiera para casarse tuviera los ojos más verdes-amarillentos que ella a la vez que una mirada mas expresiva que la suya.
El rey acepto la condición, seguidamente mataron a la reina en la plaza del pueblo. Todo el mundo estaba triste, debido a que la gente la quería y siempre había sido muy buena.
Pasaron las semanas, los meses y el rey pensaba en la promesa que le había hecho a su mujer, pero el no tenía ganas de conocer a nadie, no salía de casa, no dormía, apenas comía, solamente cuidaba a su pequeña hija que era lo que mas le importaba en ese momento.
La noche anterior al cumpleaños de su preciosa hija, en el que hacía 15 años, la princesa se asomo a la ventana porque no podía dormir. Esa noche había luna llena, justamente a las 3 de la mañana, mientras miraba al cielo una estrella fugaz pasó y algo extraño ocurrió en ese momento.
A la mañana siguiente cuando su padre se levanto, fue a la habitación de su hija para felicitarla por su cumpleaños. La princesa abrió los ojos, y el padre quedo anonadado… La pequeña princesa tenía los ojos más bonitos que jamás había visto, mas verdes-amarillentos incluso que su difunta mujer. Fue en ese momento cuando decidió que la persona con la que tenía que casarse sería ella, su propia hija. A la hora de la cena, mientras padre e hija disfrutaban de los manjares de palacio, el padre le dijo a su la princesa: “Ya eres casi una mujer, y además eres muy guapa, tienes los ojos incluso más bonitos que tu madre…”.
La princesa le dio las gracias y se fue a dormir. El rey esa noche no durmió pensando en el tema, llegando a la conclusión de que el destino había querido que se casara con su hija.
Al dia siguiente mando llamar a la princesa y la dijo: “Hija mía, nos tenemos que casar, asi lo ha querido el destino, ya que la única mujer que tiene los ojos más bonitos que tu madre eres tu”. La princesa no podía entender lo que le decía su padre, ya que ella lo quería muchísimo, pero no de la forma con la que se tiene que querer como para casarte con esa persona, era su padre.
El rey intento convencerla con distintos argumentos, pero la princesa no entraba en razón.
El rey estaba cada día más obsesionado en cumplir el deseo de su padre, asique cuando la princesa ya se vio prácticamente apresada por la situación le dijo que aceptaba pero que le iba a pedir un regalo de pedida, quiero que me regales unos guantes tan dorados como el sol, unos guantes tan plateados como la luna, y unos guantes tan brillante como las estrellas. El rey le dijo: “Pues así será”. La princesa pensó que así conseguiría tener entretenido a su padre durante bastante tiempo, y conseguir que con el paso del tiempo se quitara esa idea de la cabeza.
El rey mando llamar a sus consejeros  y a sus sastres, y les  dijo: “quiero unos guantes tan dorados como el sol, tenéis que buscar el oro mas puro para conseguirlos, tenéis que hacer lo mismo para crear unos guantes tan plateados como la luna, tenéis que buscar el mejor platino del mundo y solo así lo conseguiréis, y luego tenéis que hacer lo mismo con un vestido tan brillante como las estrellas, tenéis que conseguir la forma de hacer el diamante en hilo para ese fin”.
Los consejeros de palacio se pusieron a trabajar y pasaron casi dos años hasta que los trabajadores consiguieron los tres pares de guantes.
En ese momento el rey hizo llamar a su hija. Cuando la princesa vio los magníficos guantes, quedo maravillada. La princesa buscó otra forma para evitar el casamiento con su padre, y  pensando pensando, le dijo a su padre que antes de casarse quería un regalo de bodas, que sería una capa que llegara a rozar el suelo y que estuviera hecha con toda clase de pieles de animales del planeta. El rey la miro y la dijo: “¿Estás segura?. Ella lo afirmó diciendo que en cuanto tuviese la capa se casaría con él. La princesa creía que les resultaría imposible, y no se tendría que casar con él, pero cuál fue la sorpresa que casi un año después el rey hizo llamar a su hija y le enseña una capa absolutamente maravillosa. La princesa cuando vió la capa se desesperó, estaba a punto de cumplir 18 años y pensó que por mucho que lo quisiera no iba a ceder, con lo que la única opción que la quedaba era desaparecer del reino. Cogió algo de ropa, los tres pares de guantes, se colgó en una cadena de plata tres anillos, uno liso, otro rizado y otro gravado con las iniciales de su padre y su madre, y esa misma noche se cogió un caballo y salió del reino sin que nadie la viese. Cabalgando sin parar, sin mirar hacia atrás porque no sabia cuanto terreno ocupaba su reino  y solo quería salir de allí llegó a una zona abandonada, era una aldea deshabitada, en la que solo había malas hierbas, restos de casas quemadas y destruidas. Ella se instaló en una para esconderse de los peligros que la acechaban. Un mes mas tarde, su aspecto era muy malo, estaba muy delgada, muy sucia, muy morena debido a que estaba todo el día en el campo, y lo más importante estaba muy triste, porque a pesar de lo que había ocurrido echaba de menos a su gente de palacio, a su padre, a su familia… y como consecuencia sus ojos estaban tristes, apagados…no decían nada.
Un día escucho disparos y se escondió en la casa abandonada. De repente, la puerta se abrió de un portazo y escondida bajo la capa de toda clase de pieles, vio como 5 hombres entraban en la casa revolviendo todo.
Justo antes de que los hombres salieran de la casa uno de los 5 hombres se quedo mirando la capa bajo la que se escondía la princesa, y se acercó, puso la mano encima de la piel y la levanto y le preguntó a la chica que quién era, ella no le quiso contestar ya que no quería que nadie descubriera su identidad por si la devolvían a su reino. El le convenció, le dijo que era un amigo del príncipe y que le acompañara para que así se limpiara, comiera algo  y la daban un hogar.
El principie la vio, la preguntó sobre su paradero, de donde provenía, como era su nombre pero ella no quiso decirle nada.
 
El caso es que el príncipe le llevo consigo a su reino, y la buscaron una tarea en palacio.
El príncipe la dejo en manos de la jefa de la servidumbre y la mandaron a cocina. El cocinero era un hombre viejecito, algo cascarrabias pero muy cariñoso. Este, se dedico a enseñarla a cocinar. Con el paso del tiempo, el color de su piel volvió a ser blanquito como el de las princesas, el pelo lo tenía precioso como cuando se encontraba en su reino, y día a día cada vez q veía al príncipe el color de sus ojos volvía a ser el que era, volvía a tener los ojos más bonitos del mundo, la princesa se dio cuenta de que estaba enamorada del príncipe. Como la servidumbre no podía mirar directamente a los ojos a la realeza se limitaba a mirarle cuando él no la veía.
El caso es que paso más de un año allí como cocinera. Toda la gente la quería mucho, todo el mundo quería a “Toda clase de pieles”, que así la conocían.
Los padres del príncipe, pensaron que ya era hora de que el príncipe se casara, por lo tanto organizaron unos festejos típicos de la época en las que se reunían las princesas más bonitas y ricas del mundo durante tres días.
El día anterior de que comenzarán las fiestas para encontrar a la futura mujer del príncipe, este su puso malísimo; le dolía la garganta, la cabeza, tenía muchísima fiebre.
El príncipe no tenía hambre, apenas comía pero no podía cancelar el evento.
La primera noche, la princesa convenció al jefe de cocina para conseguir que la dejará ver el baile apenas 10 minutos. La princesa subió corriendo a cambiarse, se puso uno de sus vestidos de cuando vivía en su palacio y se dio cuenta de que no se había lavado las manos y las tenia llenas de harina, lo único que podía hacer, era ponerse sus guantes tan dorados como el sol.  Cuando entro en el baile, eran tan bonitos los guantes que llamaban la atención. El príncipe la saco a bailar y tras 5 minutos ella tuvo que despedirse y el príncipe la perdió de vista.  La princesa llegó a la cocina, y  el jefe de cocina la dijo que hiciera la infusión que todas las noches se tomaba el príncipe. El jefe de cocina mandó a “Toda clase de pieles”. El príncipe al tomársela casi se atraganta porque había algo en el fondo del vaso, lo escupió y cuál fue su sorpresa, un anillo liso en el fondo del vaso. Lo limpio, lo miró y se lo guardó.
La noche siguiente, la princesa volvió a convencer al jefe de cocina para volver a ir la fiesta.  Subió a su habitación cogió otro vestido diferente y esa noche pensó en ponerse los guantes tan plateados como la luna. Esa noche cuando el príncipe la vio y  la saco a bailar, el príncipe estaba totalmente fascinado con ella.
La princesa bajo a las cocinas, y el cocinero le mando a hacer otra vez la infusión y es esta caso le hecho el anillo rizado. Cuando el príncipe estaba tomándose su  infusión, movió la cuchara en busca de algo dentro del vaso, y efectivamente encontró el anillo. El príncipe preguntó quien había hecho la infusión pero el jefe de cocina le decía que era el mismo el que lo hacía, pero el príncipe no lo creía así.
La última noche de baile, la princesa vuelve a convencer al cocinero para que la deje asistir.
Sube corriendo a su habitación, se suelta el pelo, se puso el vestido más bonito que tenía y los convino con los guantes tan brillantes como las estrellas. El príncipe la vuelve a sacar a bailar, y este empieza a hacerla preguntas sobre su vida, pero ella se pone nerviosa porque piensa que si se entera alguien volverá a su reino y  se deberá casar con su padre.
Como todas las noches, se va sin  decirle al príncipe nada sobre ella y regresa a la cocina. El jefe de cocina, la pide que haga esa infusión que tanto le gusta al príncipe y que se la suba ella misma que a él no le da tiempo.

“Toda clase de pieles” sube a la habitación del príncipe y le dá la infusión. El príncipe le dice que no se vaya que se lo tomará rápido que espere a que se lo tome y se lo volviese a llevar a las cocinas. Ella como una buena criada se queda quieta, con la cabeza agachada. Entonces empieza a acercarse un poco más a ella y en el fondo del vaso se encuentra el anillo con los nombres gravados. Entonces el príncipe se la acerca, la coge de la mano y la pone el anillo mientras le dice:” mírame a los ojos, déjame ver esos ojos tan maravillosos que tienes. Se desde el principio que habías sido tu, y también se que estoy enamorado de ti, que eres la mujer de mi vida y que seas quien seas quiero pasar el resto de mi vida contigo porque te quiero”.
 Y así Toda clase de pieles le contó toda la historia y al poco tiempo se casaron, y fueron muy muy felices.


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